La condena a muerte de Coin To Fish coincidente con el lanzamiento de ClaimDogs nos ha hecho reflexionar sobre un mercado que a ratos se parece cada vez más al salvaje oeste de las películas.
Por si no sabes lo ocurrido, en los dos últimos días se ha certificado la condena a muerte de Coin To Fish, algo que realmente ya esperábamos, pero por el medio se ha producido el arranque del lanzamiento de un nuevo juego NFT click to earn directamente vinculado con los desarrolladores de CTF.
Puedes ver aquí un vídeo respecto al tema:
La cuestión es la polémica que se genera alrededor de la manera en la que se entierra a Coin to Fish y se aprovecha para lanzar otro juego exactamente igual.
¿Por qué se muere Coin to Fish?
Básicamente porque tenía un diseño primario basado en la necesidad de entrada constante de jugadores. Es decir, fundamentalmente porque la base de su economía es un sistema piramidal con la aplicación de un oráculo alcista que, además, se ha mostrado como una herramienta terrible en caso de bajada de valor de los tokens.
Es cierto que durante un tiempo paso por ser uno de los mejores juegos NFT en cuanto a estabilidad, pero esto era engañoso. La estabilidad se basaba en el potencial de la recompensa a largo plazo con una aplicación de tasas de retirada de hasta 75%. Por tanto, se animaba de manera directa a la reinversión interna.
Obviamente no es lo mismo pensar que produces un retorno que retirar a tus manos dicho retorno. Esto ha sido una máxima en este juego en el que, aunque no dudo que habrá gente que haya ganado dinero, el volumen de participantes que no retiraban y reinvertían, pensando en una mejora tanto del juego (por su sostenibilidad) como de los futuros ingresos, ha sido muy grande.
La realidad es que ya desde hace varias semanas la tendencia era clara. Como inversores nos ataca el sesgo emocional de la cautividad y no queremos reconocer la derrota, esto nos pasa a todos en algún momento y en el caso de Coin to Fish creo que ha sido especialmente dura por una gran cantidad de parte de la comunidad que apoyaba y creía en el proyecto.
Las pólemicas sobre los desarrolladores y Coin to Fish
Lo cierto es que las polémicas no han cesado en las últimas semanas. El cierre del Marketplace, motivado según los desarrolladores por supuestos problemas de exploits, resultó muy conveniente en un momento de caída de valor del token, en el cual no se podía poner en venta los activos a la vez que el valor de las recompensas cautivas bajaba a pasos agigantados.
A esto le siguieron anuncios de implementación del sistema 3D (que llegó a medias), sistema PVP (que no llegó), retiradas de tokens por parte de los desarrolladores, que, aun estando programadas no resultaban excesivamente oportunas desde el punto de vista de generar confianza en los inversores, etc.
A todo esto, para colmar el vaso, desde hace unos días aparece en la propia plataforma de CTF el anuncio de un nuevo juego llamado ClaimDogs que inicialmente se relaciona como partner de Coin To Fish pero al que rápidamente se le ven las costuras, ya que hay una relación directa entre los equipos desarrolladores. Es decir, mientras un juego moría ya se estaba preparando el otro en lugar de tratar de reanimar el primero con las medidas que, recuerdo, ellos mismos habían anunciado. ¿Es legítimo? Sí, pero comprendo a quienes se enfadan e incluso acusan al proyecto de haber hecho un slow rug pull.
Personalmente no creo en esto último, pero, declaraciones como la de uno de los desarrolladores culpando directamente a los inversores de utilizar mecanismos que ellos mismos habían generado para el juego, son, cuando menos, poco afortunadas.
¿Todo vale en los juegos NFT?
Pues no debería ser así, pero es lo que hay. Obviamente estamos en un periodo salvaje. Ahora mismo no sólo no sabemos lo que puede pasar con cualquiera de los proyectos en los que participamos, sino que, tampoco, sabemos si ese equipo o esas personas en los que estamos confiando nos van a meter en un folio inversor, tanto por inexperiencia como por errores o, peor aún, directamente por estafas.
Esto en medio de todo es normal: en mercados tan jóvenes que se están inventando a sí mismos, como es el caso, no debemos pensar que todo va a ser ordenado, y si esto le sumamos que estamos en un mundo DeFi donde la descentralización y el anonimato protegen tanto las cosas buenas como las malas, la tormenta perfecta está servida.
Con el paso del tiempo los mercados se auto regularán, los inversores pasaremos a ser más selectivos y los proyectos necesariamente tendrán que pasar otros valores de certificación más allá de las auditorías de los activos. Pero, mientras tanto dependemos de nuestro instinto y poco más.